Mascota
A Tim no le gustaba la idea de tener una mascota, pero suponía que era parte del trato y no iba a abandonarlo todo solamente por tener que vivir con un animal de compañía. Además, Victoria no había especificado qué mascota tendrían, así que tal vez Tim podría elegir. Y, desde luego, no elegiría un perro. Porque Tim tenía muchísimo miedo de los perros. Aunque también era cierto que los gatos, especialmente los negros, le daban mala espina. Era un poco supersticioso.Tenía que pensar en una mascota que no diera demasiado trabajo y, sobre todo, que no oliera mal. Quizá una piedra. Una piedra podía ser la mascota que mejor les viniera. Con una piedra como mascota, Tim estaría cumpliendo su trato y podría casarse, por fin, con su amada Victoria. Y formarían, después de tanto tiempo, una familia. Una familia feliz, los tres: Tim, Victoria y la piedra.
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