Se me hace raro haber cumplido los 30 ya. No siento haber crecido tanto, sigo siendo el mismo chaval que se inventaba un idioma con su amigo en bachillerato. El que alucinaba leyendo libros de fantasía, de dragones, de mundos imposibles. El que sacó su primera novela y la llevaba a clase, orgulloso de haber sido capaz de hacerlo. Soy el mismo. Pero soy otro.
Treinta años. Pues no me sientan mal. Una cifra redonda, un cambio de década. Se me hace bastante raro pensar que sí, que ya he vivido tres bloques de diez años. Diez, diez y otros diez. Esta última década pensaba que sería eterna. Creía que sería siempre un veinteañero. Creía merecérmelo.
Sin embargo, afronto la treintena con energía positiva, con una mentalidad renovada. Con esperanza, con muchas esperanzas. En el trabajo, en la literatura, en el amor, en la magia. En la amistad, a veces arrancada de cuajo, otras apareciendo de improviso. La esperanza y la espera, siempre de la mano. No me canso de esperar.
Me siento a escribir y, sonriendo, escribo. A ver si volvemos a tener tres libros publicados este año. Tengo trabajo por delante, ideas a la espalda y muchas ganas. Es curioso, quiero seguir teniendo ganas siempre.
Sé feliz, sonríe y recuerda que eres una persona maravillosa.