tantas
que ni este frío de mentira
ni el cambio de hora
ni las ruedas de los autobuses
ni que se hayan apagado las luces de repente
pueden hacer nada para evitarlo.
Que tengo tantas ganas de ti
que siempre pierdo
porque sé que nunca voy a ganarte,
que tú ganas,
que me ganaste el día en el que vi
los bucles de tu pelo
y tus pestañas generando infiernos
a cien grados bajo cero.
Tengo ganas de fumarme tu calor,
de beberme tu mirada,
de meterme tus caricias entre pecho y espalda,
de hacerme una raya con tus lunares sobre tu piel,
que eres la mejor droga del mundo
y eso lo acreditan tus pasos
cada vez que pasas.
Tengo ganas de escribirte
este poema entre las piernas,
de hacernos juntos noche
a las diez de la mañana
y llenar tu cielo de estrellas,
de hacer todo eso que no quieres
que hagamos si nos miran.
En fin,
que soy un adicto a ti
y cuanto más te veo
más te quiero ver,
cuanto más te toco
más te quiero tocar,
cuanto más
más,
y el efecto bola de nieve con tu piel
es un efecto abrasador en la mía.
Que tengo mono de ti
y no puedo con ello.