Estoy vivo. Estoy ausente, pero estoy vivo. A pesar de todo.
Siempre he sido sincero en este blog y no voy a dejar de serlo ahora: estoy jodido. Por la universidad, no podía ser de otra forma. Tengo una última oportunidad para aprobar la asignatura de Estadística II. Una sola oportunidad más. Y, la verdad, es que estoy muy cansado. Es una asignatura que no he conseguido aprobar en cinco ocasiones. La he estudiado tres años. Y nada, que no hay manera.
Cuando tu vida académica depende de un solo examen te sientes indefenso y asustado. Sobre todo asustado. Porque un suspenso supondría haber estado cinco años en una universidad para no llegar a cuarto curso. Sería un fracaso. De los gordos. Por eso tengo miedo.
Los que me leéis desde hace años sabéis que no me ha ido muy bien en la carrera, así, en general. Todavía la gente se sorprende cuando les digo que estudio Administración y Dirección de Empresas. No me pega. Pero esta es una carrera de fondo y tengo que llegar a la meta, aunque sea el último. Aunque sea cuando ya no queda nadie en las gradas para aplaudirme. Porque me propuse en su momento conseguirlo y no voy a dejar de luchar por ello. Aunque cueste.
Es cierto: hago mil cosas. Es normal que no me vaya perfecto en la uni si no me dedico plenamente a ella. Pero es que no todo se reduce a los estudios. Y no estoy dando excusas, no tengo excusas que dar para esta situación. Sólo escribo sobre la vida: somos más que estudiantes.
Pero si estudio esta carrera es porque quiero hacer de ella una base para mi futuro. Que quiero montar empresas. Quiero apoyar al sector cultural, desde lo pequeño, desde abajo. No me gustan las multinacionales y detesto el punto de vista egoísta que tienen muchos empresarios. Me enseñan que el objetivo de toda empresa es generar beneficio para los accionistas. O simplemente obtener beneficios económicos. Yo sé que esto no siempre es así. Que en ocasiones (y cada vez se ve más esto en nuevas empresas) el verdadero objetivo de las mismas es mejorar la vida de la gente, generar bien común. Eso es lo que yo quiero hacer en el futuro. Aportar mi granito de arena al sector musical y al sector literario, aprovechar la fuerza de internet, mejorar un poco el mundo.
En tres cursos que llevo de carrera casi no he aprendido nada sobre cómo emprender. Tal vez no se le da importancia, cuando creo que es uno de los puntos más importantes de una carrera que se llama Administración y Dirección de Empresas. No, te enseñan poco o nada sobre nuevas empresas, prácticamente nada sobre pequeñas empresas; todo multinacionales. Todo grandes corporaciones. Poco nuevo y mucho viejo. Y yo pensaba que las universidades eran la cuna del progreso y la innovación.
Y sí, vale que es importante tener conocimientos sobre estadística o sobre matemáticas para gestionar empresas. La contabilidad y las finanzas son imprescindibles, desde luego. Con las finanzas tengo un dilema: ¿por qué no se estudian los nuevos modelos de financiación como el crowdfunding o el crowdsourcing? He llegado a preguntar a algún profesor por qué no hablábamos de alguno de estos métodos y el profesor no tenía ni idea de lo que le estaba hablando. No sé.
Que no me parece que la carrera de ADE esté bien planteada. Y no lo digo por estar suspendiendo, sino por el concepto. Está orientada a un tipo de empresa, una porción muy pequeña del total de las empresas en España. Y no se fomentan el emprendimiento y la creatividad. Ojalá tuviera un Pau Garcia-Milà en mi universidad. Ojalá todos los profesores fueran tan cracks.
Qué pesado soy. No sé por qué iba a importarte todo esto. Pero es mi blog, es mi vida, y a veces necesito hacer estas reflexiones en este trocito mío de internet. Si has leído todo esto, gracias. Yo voy a seguir luchando por mis sueños, cueste lo que cueste. Espero que sigas ahí cuando los cumpla. Lo contaré por aquí. Con música y poesía y una sonrisa en la cara.
Vamos a romper todas las estadísticas.