14 junio 2016

Cómo no hacer una entrevista de trabajo


Hola, muy buenas. Soy Quike, aunque en el papel ponga que me llamo Enrique. Tengo veintitrés años, aunque casi veinticuatro ya, y qué puto viejo me siento. He estudiado ADE en ICADE, aunque no pegue una puta mierda con las pintas que llevo y traigo. Pero sí, soy de ADE. No tengo ni idea de por qué pollas me metí a estudiar eso, pero ya lo he terminado, y qué jodido alivio, la verdad. Seis años he tardado, en vez de cuatro; pero eso no te lo digo, que queda de pena. Si fuera sincero y tal te diría que a mí lo que me mola es la cultura: o sea, la música, la literatura y todas esas movidas. Pero claro, esta entrevista es para una empresa del sector de la seguridad, que mola mazo, ¿eh?, y no tiene nada que ver con eso. Así que bueno, que me flipa la seguridad. Me encanta sentirme seguro, como en el anuncio ese en el que Casillas cantaba de pena que se sentía seguro. Qué lástima. Con la pasta que tiene, como para no sentirse seguro, el cabrón. Pero eso, que me mola un huevo el tema de la seguridad y todas esas movidas, ¿no? Y por eso estoy aquí. Porque busco el trabajo de mi vida: flipa, tío: trabajar en el sector de la seguridad. La pera limonera. Es lo que siempre he querido y todo eso. Mi objetivo en la vida. Así que eso. Que aunque tenga blogs culturales, aunque haya escrito libros y grabado discos, aunque de puertas para fuera sea un cultureta de mierda, un gafapasta que por las noches se mueve por Malasaña, todo eso es postureo. A mí lo que me mola es la seguridad. Así que eso, que soy el tío que buscáis para ese puesto. Y estoy seguro de que conmigo la empresa irá de puta madre. Fijo, tío. Contrátame y compruébalo, tronco. Ya verás. Soy un tío de palabra. Que para algo escribo mierdas. Buah, fijo que tienes mazo de movidas que hacer. Te dejo ya. Venga, hasta luego.