¿Cómo íbamos a imaginar que la magia aparecería tan de repente
sin avisarnos?
¿Cómo íbamos a pensar que era tan fácil abrirse el alma
y compartir la esencia?
No hacía falta más que dos mentes libres,
dos corazones dispuestos
y una conversación de WhatsApp.
Y las casualidades.
No sé cómo explicarte en este poema lo que sentía anoche
cuando estábamos acostados
juntos
pero a 316 km de distancia.
No sé cómo decirte que nunca había tenido tanto miedo
ni me había emocionado tanto
al mismo tiempo
como ayer a medida que avanzaba la noche.
Aprovechamos para jugar con el destino
y él quiso devolvernos la jugada.
¿Sabes? Tengo el presentimiento de que va a volver a hacerlo.
Agárrate, esto puede ser solo el principio
de una batalla entre nosotros y el destino.
A ver quién acaba ganando.
Puede que esto sea un juego,
pero es un juego al que quiero jugar
y apostarlo todo a una carta.
Por las casualidades inversas.
No lo sabíamos, joder, pero nos echábamos de menos
desde hacía demasiado tiempo.
Aunque nunca nos hayamos visto
queremos volver a mirarnos a los ojos.
Y quizás nuestras almas quieran volver a estar juntas
en un abrazo
con doble dosis de dulzura.
A lo mejor hasta las tres y media de la mañana no tuvimos suficiente
para compartir sentimientos
pero ya no hacía falta decirnos más.
Ya nos conocíamos lo suficiente,
poco a poco
y con el rock de fondo.
Sonando, siempre sonando.
¿Tú también lo escuchabas?
Que es una gran casualidad lo de nuestras familias
-tan iguales pero al revés-
y que imagina que nos acabamos casando
-qué locura, eso no va a pasar
pero nunca se sabe-
y que tus pelis de Marvel
y tu literatura
y mis poemas.
Tonterías.
Que tu acento andaluz y el mío madrileño
y que te vengas a Madrid a algún concierto
y tu bufanda de punto de cruz
y lo buena que eres
y que en realidad nada de eso
cabe dentro de este poema.
Y lo genial que sería que me hicieras una tarta
y que sintieras con tu capacidad todo lo que haya que sentir
y hacerte fotos.
Y jugar al juego de que las casualidades no existen
y que todo pasa por algo.
Y que sigamos siendo sinceros
y veamos las pelis de Harry Potter todas seguidas
y saber que eso puede valer más que lo que ningún cineasta haya pensado jamás.
En el juego de las casualidades
nuestras almas se han encontrado.
Y nuestra esencia se ha unido
al decirla a la vez en un WhatsApp
sin quererlo.
Yo no sé cómo lo has hecho
pero me has ganado.
Y quiero que vuelvas a hacerlo.
Enrique Suanzes (Quike D-B)
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