Esta entrada es una queja absurda y sin sentido. Bien, ya estáis prevenidos.
Como algunos sabréis, estoy leyendo El temor de un hombre sabio, de Patrick Rothfuss, segunda parte de la Crónica del Asesino de Reyes. La continuación de El nombre del viento, por si necesitáis más señas. Pues bien. Si habéis leído El nombre del viento estaréis acostumbrados a las penurias y sufrimientos de Kvothe. Yo lo estoy, y esta queja viene porque todo se ha puesto patas arriba. Voy por la página ochocientos y pico del segundo libro y... pues que no puede ser. Que no le están pasando cosas malas a Kvothe. De hecho, le están pasando cosas buenas. Imposiblemente buenas. ¿Pero qué es esto?
Yo quiero acompañar a Kvothe en su sufrimiento, en ver cómo consigue sobrevivir a duras penas; cómo cada vez que consigue algo, se le fastidia. Quiero estar a su lado cuando se pone a llorar o cuando pierde el conocimiento, estar con él cuando Ambrose hace una de la suyas. O en su día a día, cuando trabaja constantemente para poder ganarse el dinero que necesita para pagar la Universidad.
Pero... PERO...
Entre los capítulos 95 y 107 de El temor de un hombre sabio, ambos incluidos, Rothfuss ha debido pensar que Kvothe ya había sufrido mucho y que le tocaba disfrutar. Y me parece mal, claro. Porque tanto disfrute junto no es bueno. No puede ser que haya estado toda su vida jodido y que de repente esté en la gloria. No. Así sólo puedes conseguir que cuando vuelva a sufrir lo pase peor.
Si has leído el libro sabrás a qué me refiero. A esa temporada que pasa en el bosque. Es que... no.
Felurian sólo es un personaje de los cuentos de hadas. Felurian no es real. Pero Losi sí. Y mira, es que eso ya es la gota que colma el vaso. Es pelirroja.
Esperemos a leer el tercer libro porque tanta felicidad no puede durar para siempre. De hecho había leído que lo expulsaban de la universidad y eso en el segundo libro no ocurre (para mi sorpresa)
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