Luz
Estaba oscuro. Tim trató de tantear el terreno con las manos a su alrededor, pero no se topó con nada. El suelo era irregular, duro. Se agachó y lo palpó con las manos. Era piedra, una piedra rugosa y fría, muy dura y sólida. Ayudándose con las manos para no perder el equilibrio, Tim anduvo hacia adelante en esa profunda oscuridad. No supo cuánto tiempo estuvo avanzando medio a gatas, pero cuando ya no podía más del agotamiento, se dejó caer sobre el duro suelo, boca arriba. La posición era incómoda, la piedra del suelo se le clavaba en la piel, pero no podía dar un paso más. Cerró los ojos. Cuando los abrió, le pareció ver un punto de luz, arriba del todo. Una pequeña abertura en el techo de esa extraña e inmensa cueva, quizá. O tal vez la entrada al mundo de los muertos. Inalcanzable.
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