12 octubre 2016

Ella no

No quiero hablar de ella cuando pasea entre los aspersores de la Castellana.
No quiero hablar de ella porque prefiero hablar de todas las demás.
Simplemente: de otras.
Las otras.
Quiero hablar de lo difíciles que se hacen conocer,
del dolor que supone a veces ser nadie.
De que mi fondo de pantalla del móvil con el escudo de Hogwarts ha ligado unas ocho o diez veces más que yo.
Quiero hablar de lo bien que estoy solo
y lo solo que me siento a veces, a pesar de todo.
De todas.
No soy yo, ni tú, ni ella: son todas las demás.
Es la ausencia en un vaso de chupito vacío después de haber albergado una pequeña pero exacta cantidad de Jägermeister.
Es la ausencia de un vaso de chupito vacío o hecho pedazos sobre un suelo lleno de vómito.
Pero no soy yo: son mis entrañas.
Llevo demasiado tiempo creyendo y llorando lo mismo. A la misma.
Ser poeta hoy es contar tus penas y lo estás haciendo muy bien, hijo de puta.
Déjalo.
Eres un tío afortunado porque acabas de pillar el último metro.
Próxima estación: cállate de una puta vez y deja de amargar la vida a todos los que son capaces de disfrutarla.
Gracias.

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