Hace unos días terminé exámenes (esos horribles seres blancos y planos con manchitas negras en forma de letras) y ahora estoy de vacaciones. Tras un 5,7, un 7,5, un 8 y un pequeño idiota llamado 3,3 en estadística (parece que me gusta, que ya voy a la quinta convocatoria), es momento de descansar.
Las vacaciones, un tiempo de música, de libros, de amigos y de poesía. Así que aquí estoy, en casa con el nuevo disco de Linkin Park a todo volumen -combatiendo contra la música comercial de mi hermano-, disfrutando del vagueo de las vacaciones. Ayer grabé una nueva canción a la que aún tengo que añadir las voces y hacerle arreglos. Tengo algún videopoema que hacer, pero no creo que me dé tiempo durante estos días.
Pronto me iré al FIB, que este año no supone uno de los mejores festivales de España, pero aún así lo pasaremos bien. La buena compañía siempre ayuda a pasarlo bien. Y no sé. Hace mucho que no escribía así en mi blog, así, libre, así, sin guión, dejando la mente volar, pensando en el presente y en el futuro, viviendo el día a día. Que este blog estaba hecho para ir comentando mis cosas, aunque empecé a publicar poemas, canciones y movidas y se ha convertido en un rincón donde guardarlo todo. Que está muy bien. A veces hace falta.
Porque no todo se puede decir en poemas y a veces no hay notas de una canción que sean capaces de expresar lo que uno piensa. Que estoy feliz. Que aunque me ha quedado una, este curso no ha ido tan mal al fin y al cabo. Y había ganas de vacaciones.
Fuera llueve. La lluvia me gusta, no sé por qué. Me inspira. Ya he escrito unos cuantos poemas ambientados en días de lluvia. Tiene algo mágico. La lluvia es música y no puedes evitarlo. Viva la improvisación.
Qué bueno es The Hunting Party. ¿Puede uno enamorarse de un disco de música? Que no digo que yo lo haya hecho, sólo pongo la pregunta encima de la mesa. Una mesa de mármol, un ladrillazo en la cabeza, sangre saliendo por la nariz de un niño, un corte en la muñeca (que así no te vas a suicidar, idiota) pero qué bien sabe morderse la lengua. Qué bien sabe morderte el labio. Todas esas cosas que surgen y no puedes evitarlas, torrentes de conciencia como lluvia, acordes, silencios, suspiros, números, flores, poemas. Y una rueda que gira y se acerca y te atropella y nada más porque no estás muerto aunque quisieras. Porque dudas. Porque no sabes si lanzarte a la vía del metro o si posarte suavemente sobre ella cuando se acerca el tren. Porque no, porque ya has madurado, porque el punk rock seguirá vivo pero los adolescentes ya están muertos. Ayer vi dos emos en Plaza de España. Yo pensaba que todos habían mutado en hipsters, pero esos estaban ahí. Esos sí que eran hipsters. Pero sólo quedan dos porque los adolescentes de hoy en día sólo escuchan electrolatino y a Miley Cyrus. Porque hay una crisis y no se puede solucionar con drogas. Porque mira tú, que la poesía ha venido para quedarse. Porque siempre quedarán los restos de lo que un día fuimos. Porque tú sí que has sido. Gilipollas, subnormal. Pero ya maduras. Ya no lees tanto a Stephen King, ahora lees libros de autoayuda porque quieres aprender a ser feliz y no sabes. Porque te falta algo. Te faltas. Joder, si no has abierto tu corazón cómo van a encontrarte. Si no sabes darte quién va a poder recibirte. Si no se puede ser más triste. Sólo tienes que ser tú mismo. En vez de preguntarte quién eres, sé. En vez de preguntarte quién debes ser, sé. No te quedes mirando cómo la vida pasa, y vive. Lo único que tienes que hacer es disfrutar, disfrutarte. Salir a la lluvia y mojarte. Grita, salta, haz el gilipollas. Sonríe. Haz que sonrían. Para.
He llegado a la conclusión de que mi único objetivo en esta vida es hacer del mundo un lugar un poquito mejor. Yo lo único que quiero es generar felicidad. Generar la máxima felicidad posible. No hace falta nada más. Todo lo demás sobra.
Ha llegado el fin del mundo y te ha pillado lavándote los dientes en pijama.
Salta sobre la luna.
Esto tiene más sentido que todo lo que dicen en los informativos.
Lo único que cuenta eres tú.
Dame más de ti.
Hola, sí, la tercera puerta a la derecha.
Bienvenidos al primer viaje espacial de vuestra mente.
¿Quieres un chicle?
No me pises.
Una pizza familiar con extra de queso.
En el cielo son veganos.
Las vacaciones, un tiempo de música, de libros, de amigos y de poesía. Así que aquí estoy, en casa con el nuevo disco de Linkin Park a todo volumen -combatiendo contra la música comercial de mi hermano-, disfrutando del vagueo de las vacaciones. Ayer grabé una nueva canción a la que aún tengo que añadir las voces y hacerle arreglos. Tengo algún videopoema que hacer, pero no creo que me dé tiempo durante estos días.
Pronto me iré al FIB, que este año no supone uno de los mejores festivales de España, pero aún así lo pasaremos bien. La buena compañía siempre ayuda a pasarlo bien. Y no sé. Hace mucho que no escribía así en mi blog, así, libre, así, sin guión, dejando la mente volar, pensando en el presente y en el futuro, viviendo el día a día. Que este blog estaba hecho para ir comentando mis cosas, aunque empecé a publicar poemas, canciones y movidas y se ha convertido en un rincón donde guardarlo todo. Que está muy bien. A veces hace falta.
Porque no todo se puede decir en poemas y a veces no hay notas de una canción que sean capaces de expresar lo que uno piensa. Que estoy feliz. Que aunque me ha quedado una, este curso no ha ido tan mal al fin y al cabo. Y había ganas de vacaciones.
Fuera llueve. La lluvia me gusta, no sé por qué. Me inspira. Ya he escrito unos cuantos poemas ambientados en días de lluvia. Tiene algo mágico. La lluvia es música y no puedes evitarlo. Viva la improvisación.
Qué bueno es The Hunting Party. ¿Puede uno enamorarse de un disco de música? Que no digo que yo lo haya hecho, sólo pongo la pregunta encima de la mesa. Una mesa de mármol, un ladrillazo en la cabeza, sangre saliendo por la nariz de un niño, un corte en la muñeca (que así no te vas a suicidar, idiota) pero qué bien sabe morderse la lengua. Qué bien sabe morderte el labio. Todas esas cosas que surgen y no puedes evitarlas, torrentes de conciencia como lluvia, acordes, silencios, suspiros, números, flores, poemas. Y una rueda que gira y se acerca y te atropella y nada más porque no estás muerto aunque quisieras. Porque dudas. Porque no sabes si lanzarte a la vía del metro o si posarte suavemente sobre ella cuando se acerca el tren. Porque no, porque ya has madurado, porque el punk rock seguirá vivo pero los adolescentes ya están muertos. Ayer vi dos emos en Plaza de España. Yo pensaba que todos habían mutado en hipsters, pero esos estaban ahí. Esos sí que eran hipsters. Pero sólo quedan dos porque los adolescentes de hoy en día sólo escuchan electrolatino y a Miley Cyrus. Porque hay una crisis y no se puede solucionar con drogas. Porque mira tú, que la poesía ha venido para quedarse. Porque siempre quedarán los restos de lo que un día fuimos. Porque tú sí que has sido. Gilipollas, subnormal. Pero ya maduras. Ya no lees tanto a Stephen King, ahora lees libros de autoayuda porque quieres aprender a ser feliz y no sabes. Porque te falta algo. Te faltas. Joder, si no has abierto tu corazón cómo van a encontrarte. Si no sabes darte quién va a poder recibirte. Si no se puede ser más triste. Sólo tienes que ser tú mismo. En vez de preguntarte quién eres, sé. En vez de preguntarte quién debes ser, sé. No te quedes mirando cómo la vida pasa, y vive. Lo único que tienes que hacer es disfrutar, disfrutarte. Salir a la lluvia y mojarte. Grita, salta, haz el gilipollas. Sonríe. Haz que sonrían. Para.
He llegado a la conclusión de que mi único objetivo en esta vida es hacer del mundo un lugar un poquito mejor. Yo lo único que quiero es generar felicidad. Generar la máxima felicidad posible. No hace falta nada más. Todo lo demás sobra.
Ha llegado el fin del mundo y te ha pillado lavándote los dientes en pijama.
Salta sobre la luna.
Esto tiene más sentido que todo lo que dicen en los informativos.
Lo único que cuenta eres tú.
Dame más de ti.
Hola, sí, la tercera puerta a la derecha.
Bienvenidos al primer viaje espacial de vuestra mente.
¿Quieres un chicle?
No me pises.
Una pizza familiar con extra de queso.
En el cielo son veganos.
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