Esto es una broma. A Rafa le da igual porque está muerto.
Sobre tu nave -un plinto verde de algas marinas,
yo sé, Claudio, que un día tus islas naturales
los dos, buenos pilotos del aire, subiríamos
en esta noche en que el puñal del viento
sobre la luna inmóvil de un espejo,
ha nevado en la luna, Rosa-fría.
Las floridas espaldas ya en la nieve,
Rosa de Alberti allá en el rodapié
llevaba en su seno al aire, y en las manos
mi corazón, repartido.
Hotel de azules perdidos,
sonámbula, la sirena.
Novia ayer del pino verde,
leñador,
amada de metal fino,
mi amante lleva grabado,
mi corza, buen amigo.
La aurora va resbalando,
-Dame tu pañuelo, hermana,
-Madre, ha muerto el caballero
barquero yo de este barco,
a la mar, si no duermes.
Que no me digan a mí
verde, lenta, la tortuga.
La cabra te va a traer
si te llaman Capirucho,
ya la flor de la noche,
la que ayer fue mi querida.
Tren del día, detenido,
vete al jardín de los mares,
jardinera cantadora,
infancia mía en el jardín.
Dondiego no tiene don,
ay miramelindo, mira,
vengo de los comedores,
las dos, en la vaquería.
¡Oh qué tarde!
Nadie sabe Geografía.
Dormida y rubia, en la roca.
La niña rosa, sentada.
Ardiente-y-fría -clavel.
De mi ventana huye el barco.
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