18 marzo 2015

La caja (relato)

La caja no podía estar vacía. Pesaba demasiado. Él estaba de limpiador  y a veces se encontraba cosas. Esa noche el aeropuerto estaba prácticamente vacío. Y ahí estaba la caja, sobre una silla vacía. Le pagaban doscientos cincuenta por cuatro horas. De doce a cuatro. Eso no le daba para comer.

Estaba viviendo con su novia, amiga de su prima Alba, en un apartamento cerca del aeropuerto. Ella pagaba el alquiler, aunque estaba a nombre de él.

Volvamos a la caja. Era una caja de diseño. No estamos hablando de una caja de cartón. Era metálica, de esquinas redondeadas, de color plateado. Y estaba cerrada herméticamente. Tenía una apertura mínima en uno de los bordes, pero aparte de eso no tenía nada más. Ni una cerradura, ni una pantalla, ni un teclado para poner una clave, ni una ruedecilla como las de las cajas fuertes. Era completamente plana. Y pesaba.

La cogió entre sus manos. De pronto su mente pensó que era como coger al hijo de Alba. Tenía siete meses y era un pequeño gordo llorón. Sin embargo, esta caja estaba totalmente callada.

No había nadie en esa zona del aeropuerto porque no había vuelos programados para esa zona hasta las siete de la mañana. Miró a ambos lados para ver si había alguien. Nada. Agitó la caja. No notó que se moviera nada. La acercó a su oreja derecha para intentar escuchar en el interior. Nada.

Volvió a dejar la caja sobre el asiento y siguió fregando, empujando su carro, haciendo su trabajo. Ya tenía algo en lo que pensar durante las tres horas y media de trabajo que le quedaban. ¿De quién sería esa caja? Tal vez era una especie de caja fuerte de algún banquero despistado que...

De pronto, el temporizador que había en el interior de la caja llegó a cero y el artefacto explotó. Todo el aeropuerto se fue a tomar por culo. Él incluido.


(Vale, sí, no es muy bueno. Pero a veces salen estas cosas, así, por necesidad.)

16 marzo 2015

Me miraste y me ganaste, y qué vamos a hacer ahora

Siento que se me gasta el alma
cada vez que veo tus ojos.
Se me derrite
y se evapora
mi alma de invierno y hielo
cada vez que colisionan tus pestañas.

He llegado a ver dragones
amando a luciérnagas
en el iris de tus ojos
y un eclipse de tu mirada
es vivir más a oscuras
que en una noche sin luna.

Si no me he enamorado de tus ojos
es porque he tomado el todo
por la parte
porque el todo es a veces
lo que vale la pena.
Porque las imperfecciones te hacen perfecta,
tus ojos lo compensan todo.

Porque con una mirada te has ganado el mundo
entero
eterno
terreno
etéreo
roto
pero sin lágrimas.

Tus ojos en formato fuente
hacen un enigma de la palabra tristeza,
tan bonitos
que merece la pena vivir(te) triste.
Tan bonitos
que si los ves ya nunca eres el mismo.

Que si tú lloras
todo el universo llora contigo
hasta volver a ver el brillo de tus ojos,
ese rayo de sol después de la tormenta,
esa sonrisa,
tus manos limpiando tus mejillas rojas.

Y se vuelve a iluminar el cielo
-mi cielo-
que es tu cara de parasiempres
nunca
firmados
y sé que sólo tú como centro del universo
que sólo tú como centro de mis versos
que sólo tú,
lo sé,
y lo siento.

Lo siento mucho
(es una disculpa).

09 marzo 2015

¡Ya disponible "Uni-versos" en preventa!


Cada vez falta menos para que Uni-versos exista en papel, y he decidido lanzarme a la piscina y abrir una preventa del libro. ¿En qué consiste? En que si lo compráis antes del 31 de marzo, os saldrá a 5€, en vez de a los 7€ a los que se venderá el libro después. Además, con el libro (que irá dedicado a quien tú quieras) incluiré un post-it único con unos versos escritos con palabras recortadas de periódicos. No habrá dos post-its iguales. Los libros los empezaré a enviar como tarde la semana del 6 de abril. Los post-its serán como estos, para que os hagáis una idea:


Para hacer esto posible he abierto una tienda a la que podéis acceder desde aquí. Podéis comprar el libro a través de PayPal y mediante tarjeta de crédito. En principio sólo estará disponible para España, pero si vives en otro país y quieres hacerte con él, no te preocupes: escríbeme un mail e intentaré solucionarlo.

Si queréis comprarme el libro, aprovechad esta oportunidad, que os ahorráis dos eurillos. ¡Qué ganas tengo de poder enviaros ya vuestros ejemplares!

¡Un saludo!

08 marzo 2015

Un resumen

No sé qué haces leyendo esto. Tú verás en qué inviertes tu tiempo.

Es domingo, estoy cansado -hasta me duele la cabeza- de haber estado toda la tarde estudiando. Y me he dicho "joder, voy a escribir algo en el blog, que para eso lo tengo". Y nada, aquí estás, perdiendo el tiempo, leyéndome.

Tengo un problema: me meto en demasiados proyectos, comienzo muchas cosas que no tienen fecha de caducidad.

Están los blogs. Ya lo sabéis, si siempre os hablo de lo mismo. Indielocura ahí sigue, manteniéndose como el blog al que dedico más tiempo (aunque sigue siendo mucho menos del que me gustaría). En Bibliolocura tengo que escribir algunas reseñas que tengo pendientes. La de Circo de quimeras, de Pablo Benavente, por ejemplo. Filmolocura necesita un empujón. Y se lo daremos.

El proyecto Go Unplugged sigue como tal, aunque sólo hayamos subido dos vídeos hace ya más de un año. Vamos a preparar más, nos hace falta. El vídeo de Rape me ya ha superado las 30.000 visitas.

Pero la cosa no acaba ahí ni mucho menos. No sé si escribí aquí que estaba pensando en hacer una revista cultural -o más bien un fanzine cultural- con secciones variadas de música, literatura, cine, moda, arte contemporáneo, etc. La idea sigue en mente y estoy ya preparando los contenidos del primer número. Tardaré un tiempo, sobre todo porque tengo mil cosas. Es genial hacer tanto, pero no se puede estar con todo a la vez.

Más cosas: un colega y yo vamos a grabar un single que marcará un antes y un después en el mundo de la música independiente.

Además, también vamos a montar un grupo de punk. O punk rock. O rock alternativo. O garage. O lo que salga. Qué más dan las etiquetas. Es un proyecto que aún no está muy claro, pero me encantaría trabajar en ello. Montar una banda es simplemente un sueño.
Demasiados proyectos.

Uni-versos estará a la venta (desde una tienda online que abriré pronto) a finales de mes, y quiero ir a los bares a presentarlo. Aún no hay fechas, y se me está echando el tiempo encima. Pero habrá presentación. Puede que varias.

Y ya veis. Aquí estoy. Tengo que sacar el cuatrimestre, una asignatura del curso pasado y otra del primer cuatrimestre de este curso. Joder. Y pierdo el tiempo escribiendo esto. ¿Por qué? En realidad lo hago para mí, para hacerme un esquema de lo que soy y lo que tengo, para reconocerme. Y es que le doy importancia a cosas a las que otros no se la darían y, a veces, me da por mandarlo todo a la mierda. Pero luego pienso que lo que hago lo hago porque me gusta. Porque lo necesito. Porque me lo pide el cuerpo y la mente, los sentidos y los sentimientos, mi personaje y mi papel. Yo qué sé.

He estado toda la tarde estudiando y me duele la cabeza. No sé qué haces leyendo esto.

04 marzo 2015

Podemos evitarlo

Le estaría doliendo el alma si estuviera seguro de que la tenía. ¿Por qué tanto sufrimiento? ¿Por qué tanto asesinato? Para comer, decían algunos. Para evitar la superpoblación, decían otros. Lo cierto era que el dolor estaba por todas partes, y si él tenía alma (cosa de la que no estaba seguro), le estaría doliendo. Eso lo tenía claro.

Se había llegado a esa situación como se llega a toda situación de caos: demasiado rápido como para poder evitarlo. El hombre, que había logrado vivir en armonía con todos los demás seres, acabó dejándose llevar por el odio y las ansias de sentirse poderoso. Empezaron unos pocos, los gobernantes principalmente, pero pronto se les unieron otros. Las clases altas fueron las primeras en rendirse. Sus cacerías fueron las precursoras de todo el dolor que llegó después. Pronto decidieron que eso no era trabajo para ellos, y obligaron a la clase media a hacer el trabajo sucio. Los empresarios abrieron campos de concentración -a los que llamaron granjas- y mataderos. En pocos meses el ser humano había destruido todo lo que había tardado miles de años en conseguir: la paz entre las especies.

¿No veían todo ese dolor, todo ese sufrimiento? ¿No había quedado claro que era mejor para todos vivir de los frutos de la tierra? Sí, pero el sabor de la carne no tenía comparación, decían. Qué más daban ellos, nosotros éramos superiores.

No sabía si tenía alma, pero estaba seguro de que, si la tuviera, en ese momento le estaría doliendo demasiado.


Podemos evitar miles de muertes de inocentes. Sólo tenemos que dejar de comer carne.

Ser vegetariano puede ser una opción.