17 noviembre 2014

1807 noches


La verdad es que nunca fui muy de Sabina.
No sé, siempre he preferido el punk rock americano,
esas canciones de desamor adolescente y de cortarse la venas.
Pero hoy quería escuchar poesía en forma de canciones
y suena 19 días y 500 noches.
Que digo yo que no son tantas.
Porque si tardas sólo quinientas noches
en olvidarla
algo has hecho mal.
O tienes muy mala memoria.

Yo no la quería tanto
y aún no he aprendido a olvidarla,
y ya van mil ochocientos siete noches
con sus correspondientes días.
A veces la cerveza hace la mejor compañía
y es más fácil aprender.
A olvidarte.

Estos son los últimos versos que te escribo.
Prometido.
Soy experto en mentir versos,
ésta vez no será diferente.
No puedo mentirte.
Qué más da, si nos separa el abismo.
Las damas primero:
salta.

No sabía que la primavera duraba un segundo,
yo te he escrito tantas canciones que da asco.
Y todas horribles.
Y siempre tan solo.
Y siempre en invierno.

Aprendí a escribir porque así sería más fácil olvidarte.
Aprendí a levantarme porque ya había limpiado todas las lágrimas del suelo.
Aprendí a sobrevivir cinco veranos sin ti porque recordaba tus ojos.
Aprendí a mirar a otras porque la poesía valía la pena.
Aprendí a olvidarlas.
Pero a olvidarte a ti no, joder,
que a ti no quiero olvidarte.

Sólo quiero darte las gracias.
___________________

Hoy escucho a Sabina y me cuelgo de sus zapatos. Yo quiero llevar sombrero.

Acabo de terminar de leer VerS.O.S, de Luis Cano Ruiz. Es una maravilla de libro, y él un poeta excepcional con versos arrolladores bajo el brazo, o escondidos en la manga. Qué más nos da si se trata de magia.
El pasado viernes fue la presentación del libro, que podéis adquirir por sólo 5€ enviándole un mail. La foto que encabeza este post es del libro, la chica de la portada es una buena amiga mía y lo que encontraréis en interior son versos tan a quemarropa que no habrá poema que no queráis repetir. Sólo quiero dejaros  uno de ellos, un micropoema, nada más:
#171
Perdóname, pensaba que eras sólo el efecto mariposa
creando un tsunami al otro lado del océano.
Y este ni siquiera es mi favorito (pero es que estas cosas no se cuentan tan a la ligera).
Ha llegado la hora de los versos salvavidas, este es el momento de los versos de socorro. Leed a Luis y lo entenderéis. Leedle, joder.

Para que luego digan de Sabina.

2 comentarios:

  1. Gracias Quike. Sigue ilusionándote con la poesía, con los viejos guerrilleros como Sabina, con lo que ha de venir en esta revolución eterna.

    Cuídate mucho.

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